Cuento de hadas: Una novela
El legendario narrador Stephen King se adentra en el pozo más profundo de su imaginación en esta fascinante novela sobre un chico de 17 años que hereda las llaves de un mundo paralelo. En este lugar, el bien y el mal están en guerra y lo que está en juego no podría ser más grande —ni para su mundo ni para el nuestro.
Charlie Reade parece un chico normal de escuela secundaria: es bueno jugando béisbol y fútbol y es un estudiante decente. Sin embargo, lleva una pesada carga. Su madre murió en un accidente de tránsito cuando él tenía 10 años y el dolor condujo a su padre a la bebida. Charlie aprendió a cuidar de sí mismo y de su padre. Luego, cuando Charlie tiene 17 años, conoce a un perro llamado Radar y a su anciano amo, Howard Bowditch, un recluso que vive en una gran casa en la cima de una gran colina, con un cobertizo cerrado en el patio trasero. A veces, extraños sonidos salen de allí.
Charlie empieza a hacer trabajos para el Sr. Bowditch y establece un vínculo afectuoso con Radar. Después, cuando Bowditch muere, le deja a Charlie una cinta de vídeo que cuenta una historia que nadie creería. Lo que Bowditch sabía, y había mantenido en secreto toda su larga vida, es que dentro del cobertizo hay un portal a otro mundo.
La narrativa de King en Cuento de hadas vuela alto. Se trata de una historia magnífica y aterradora sobre otro mundo distinto al nuestro, en el que el bien se enfrenta a un mal abrumador, y un niño heroico —y su perro— deben liderar la batalla.
Al principio de la pandemia, King se preguntó a sí mismo: “¿Qué podrías escribir que te hiciera feliz?”.
“Como si mi imaginación hubiera estado esperando la pregunta, vi una inmensa ciudad desierta, desierta pero viva. Vi las calles vacías, los edificios embrujados, una cabeza de gárgola volcada en la calle. Vi estatuas destrozadas (no sabía por qué, pero al final lo descubrí). Vi un enorme palacio con torres de cristal tan altas que sus puntas atravesaban las nubes. Vi un reloj de sol mágico que podía hacer retroceder el tiempo. Esas imágenes liberaron la historia que quería contar”.